martes, 16 de marzo de 2010

Generación VHS - MALBA, BsAs




Todo Play es una cuestión moral. 
En una época en la que el dvd comienza a demostrar que sí, efectivamente, es un frágil método de almacenamiento y en la que el Blu-Ray amenaza a la vuelta de la esquina, no podemos evitar recordar el VHS, formato de video noble, si los hubo. Estamos de acuerdo: era insufrible rebobinar todas los cassettes; cuando la video tragaba la cinta era una verdadera pesadilla y su tamaño era muy distinto al de un cd. A veces había que lidiar con las diferentes normas (Pal-B, Pal-M, NTSC, SECAM), o decidirse entre SP, LP ó SLP. Pero la calidad puede esperar, porque acá estamos hablando de otra cosa. 
Hablamos de una época en la que el cinéfilo podía llevar un control de lo editado, en la que existían otros tiempos entre el estreno en cine, en video y en cable, en que se hacía necesario alquilar cuatro o cinco películas por fin de semana pensando en cada miembro de la familia. El VHS fue un insuperable compañero de cientos de millones de veladas alrededor del mundo. Es indiscutible: el VHS democratizó al cine. 
Si tuviésemos que señalar las principales culpables de esta -en apariencia- esquizofrénica selección de films, habría que mencionar primero a las cajitas y el “arte de tapa” de cada una de estas películas. Porque esa gráfica generadora de recuerdos es fuertemente identificable en cada caso, funcionando como seductor canto de sirena, golosina visual, promesa de diversión, pasaporte a lo inesperado. 
Todas las películas aquí enmarcadas sirvieron, precisamente, de marco para toda una generación que creció al arrullo de las rebobinadoras de VHS, reservando los estrenos antes de que llegasen a los videoclubes, amontonándose en casas de amigos para volver a vivir esa escena en la que RoboCop perfora el vestido de una dama para hacer impacto en las partes de un caballero, repetir hasta el hartazgo las líneas de diálogo de Y... ¿dónde está el piloto?, o el vidrioso monólogo del Travis de París, Texas. 
Pero ante todo, sirve de mapa de situación de una generación que se crió más cerca de la tele que del cineclub, quizás como consecuencia de ese malsano virus que se fue comiendo a todas las salas de barrio y el interior. Lo de generación, entonces, no es casual: es muy probable que a comienzos de los ‘90 más de uno haya alquilado al menos tres de estas películas juntas, tres títulos incongruentes que sólo podían cobrar alguna lógica en la era del VHS. Allí, uno veía TODO, llámese exploitation, melodrama francés o comedieta adolescente. Esta es la Generación VHS.

- -> en MALBA, del mes marzo/2010.

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